DĆa 3 – Novena de Navidad
Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaà le diste tu ley: * Ven a librarnos con el poder de tu brazo.
Cada minuto ocho personas salen de sus hogares – huyendo de la guerra, la persecución y el terror. Las cifras actuales del ACNUR calculan que mĆ”s de 65 millones de personas son desplazados forzosamente. La Comisión de las Naciones Unidas para los Refugiados estima que cuatro de cada cinco refugiados se refugian en su propio paĆs o en un paĆs vecino, donde muchas veces tienen que sobrevivir en condiciones difĆciles. Lamentablemente, el grado de voluntad de los paĆses industriales para aceptar e integrar hoy a los refugiados se ha reducido mĆ”s que nunca. Y, diariamente, mucha gente pierde la vida al intentar huir.
Estamos llamados a ser hermanos y hermanas unosĀ de otros. Las luchas y las alegrĆas de los refugiados y de los migrantes son tambiĆ©n nuestros. Como un signo de nuestra solidaridad, recemos hoy por y con ellos.
UNA HISTORIA
En la Biblia la palabra āextranjeroā es la misma que usa para referirse al āhuĆ©spedā. Ambos estĆ”n bajo la protección especial de Dios. JesĆŗs mismo fue amenazado de muerte poco despuĆ©s de su nacimiento. Su familia huyó con el niƱo JesĆŗs emprendiendo un viaje peligroso hacia un futuro incierto.
Generalmente, para nosotros los refugiados son extraƱos porque provienen de un entorno cultural diferente. Aceptarlos es vivir la hospitalidad. Muchos han sufrido experiencias traumĆ”ticas en su propio paĆs o en el transcurso de su viaje. Muchas veces, para ellos, una ayuda concreta, la compasión y la actitud de escucha son de gran valor y aliento.
Homan es uno de los miles de personas que han huido de Siria. Ćl vive en nuestra zona con muchos otros. Todos los dĆas vienen a nuestra parroquia para aprender el alemĆ”n. A veces lucha por el nuevo idioma. ExtraƱa a su familia y a sus amigos. Muchos de ellos ya no estĆ”n vivos. Conocemos a Homan y sus amigos y les hemos tomado mucho cariƱo. Finalmente, Homan ha recibido su permiso de residencia y ya no vive con el constante temor de que pueda ser deportado. Su esposa todavĆa estĆ” en Siria. Ćl habla con ella todos los dĆas, pero aun no pueden estar juntos. Homan es una persona sumamente valiente y fuerte. Nos enriquece al igual que muchos de los refugiados.
ORACION
Dios de Misericordia, te pedimos por todos los hombres, mujeres y niños que han muerto al dejar su tierra, buscando una vida mejor.
Aunque muchas de sus tumbas no tienen nombre,Ā para ti cada uno es conocido, amado y predilecto.Ā Que jamĆ”s los olvidemos,Ā sino que honremos su sacrificio con obras, mĆ”s que con palabras.Ā Te confiamos a quienes han realizado este viaje,Ā afrontando el miedo, la incertidumbre y la humillaciónĀ para conseguir un lugar de seguridad y de esperanza.Ā AsĆ como tĆŗ no abandonaste a tu HijoĀ cuando JosĆ© y MarĆa lo llevaron a un lugar seguro,Ā muĆ©strate cercano a estos hijos tuyosĀ a travĆ©s de nuestra ternura y protección. Ā Haz que, con nuestra atención hacia ellos,Ā podamos promover un mundo en el que nadie se vea forzado a dejar su propia casaĀ y todos podamos vivir en libertad, dignidad y paz.
Dios de misericordia y Padre de todos,Ā despiĆ©rtanos del sueƱo de la indiferencia,Ā abre nuestros ojos a sus sufrimientos y lĆbranos de la insensibilidad, fruto del bienestar mundanoĀ y de encerrarnos en nosotros mismos. Ā Ilumina a todos, a las naciones, comunidades y a cada uno de nosotrosĀ para que reconozcamos como hermanos y hermanasĀ nuestros a quienes llegan a nuestras costas.Ā AyĆŗdanos a compartir con ellos las bendicionesĀ que hemos recibido de tus manos y a reconocer que juntos, como una Ćŗnica familia humana,Ā somos todos emigrantes, viajeros de esperanza hacia ti,Ā que eres nuestra verdadera casa,Ā allĆ donde toda lĆ”grima serĆ” enjugada,Ā donde estaremos en paz y seguros en tu abrazo.
(Oración del Papa Francisco cuando visitó a los refugiados en Lesbos, el 16 de abril de 2016)
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